La crisis del Antiguo Régimen y la instauración del régimen liberal-capitalista
A inicios del siglo XIX Palencia aún no se ha recuperado demógráficamente y se encuentra con la invasión napoleónica en 1808.
El general Diego de Tordesillas, como presidente de la Junta de Armamento, decreta la movilización general ante la inminente llegada de las tropas francesas acantonadas en Burgos.
En Torquemada los vecinos se resistieron heroicamente ante un enemigo muy superior. En Palencia se decidió desistir de una defensa sin posibilidad alguna y el 7 de junio de 1808 los franceses entraron en la ciudad. Posteriormente los franceses ocuparon los principales núcleos: Dueñas, Carrión, Aguilar, etc.
Las tropas castellanas del general Cuesta fueron derrotadas en Cabezón, y posteriormente, las tropas anglohispanas también fueron vencidas en Medina de Rioseco con lo que Castilla quedó por completo en manos francesas. Palencia fue ocupada por un fuerte contingente dada su posición estratégica en el eje Madrid-Irún. Sin embargo, cientos de habitantes de la provincia formaron parte de las guerrilas.
La población hubo de soportar el mantenimiento de las tropas francesas. El comercio se hundió y la crisis económica duró décadas. A esta prolongación de la crisis contribuyó la inestabilidad política y la falta de continuidad del modelo liberal: el Trienio Constitucional fue breve, la desamortización de los bienes del clero y de la nobleza no revirtió en el campesinado, la guerra carlista tampoco favoreció.
Hasta 1834, con el Estatuto otorgado por la Regencia de Maria Cristina, no se implantaría definitivamente el sistema liberal capitalista.
Nace entonces una nueva sociedad: sistema electoral censitario y masculino, instalación de la igualdad personal ante la ley y la justicia, un nuevo sistema educativo con la Ley Moyano de 1857, etc.
Una de las medidas más trancendentales fue la desamortización. A lo largo del siglo XIX se vendieron en la provincia de Palencia en torno a 29000 fincas por un precio de remate superior a 217 millones de reales. Las propiedades pasaron a manos de la nueva burguesía sobre todo harinera y rural, que potenciaron la producción cerealística. En la ciudad de Palencia, entre 1836 y 1868 cambiaron de propietario 529 edificios con un desembolso de más de 15 millones de reales.
La ciudad se transforma urbanísticamente, debido tanto al fenómeno de la desamortización que liberó grandes extensiones de propiedad urbana como al ascenso de la burguesía y en general de las clases medias al poder. Las condiciones de salubridad en el primer tercio de siglo eran pésimas, y ello se vio reflejado en las sucesivas oleadas de epidemias de cólera que sufrió la ciudad desde 1836.
La burguesía capitalina tomó medidas: alineación de calles, alcantarillado, pavimentado, derribo de murallas, apertura de espacios abiertos y ajardinados, mejora de traída de aguas potables a las fuentes públicas, dotación de centros asistenciales. También se notó la mano de la burguesía en una serie de medidas de carácter específico: rehabilitación del teatro (1836), creación de Institutos de Segunda Enseñanza (1845), plaza de toros (1856), etc.
La actividad industrial en Palencia
La
industria harinera
En 1820 se establece el proteccionismo a la actividad harinera. Esto significa que el abastecimiento nacional y colonial ha de efectuarse a través de las fábricas nacionales. Durante las décadas centrales del siglo XIX se construyen grandes complejos fabriles. En 1856, Palencia, junto a Valladolid y Santander disponían del 50% en la capacidad nacional de molturación de grano.
La mejora de las comunicaciones permite aguantar la competencia externa y dar salida a los excedentes palentinos.
La crisis bancaria de 1864 supone la caída de algunas grandes fortunas y origina una nueva generación de industriales. Se acaba el monopolio castellano en beneficio de la nueva industria harinera del litoral.
La crisis de fin de siglo y la pérdida de las últimas colonias obliga a proteger la industria con gravámenes sobre las importaciones, se adaptan las fábricas como centros de producción eléctrica y surge una nueva industria alimentaria, como la azucarera en el sur y la galletera en el norte de la provincia.
La I Guerra Mundial permitió grandes beneficios al proveer a los contendientes, pero al finalizar se perdió una demanda que no pudo absorver el mercado nacional.
Durante la Guerra Civil la industria harinera del litoral quedó en el bando republicano con lo que se benefició la produción en el interior.
El nuevo Estado franquista llevó a cabo una política intervencionista y proteccionista lo que permitió buenos beneficios pero a su vez impidió la mejora de la estructura productiva. Al caer la demanda en el consumo de pan y otros productos alimentarios, se produjo la caída de numerosas fábricas y la concentración de las restantes.
La industria minera
Las inversiones en la industria minera del norte de la provincia comienzan a mediadis del siglo XIX. La construcción del ferrocarril entre Orbó y Quintanilla de las Torres significa la salida y distribución del carbón a toda el mercado nacional.
En el período de 1871 a 1885 Palencia aporta el 20% del carbón nacional. La entrada del carbón asturiano y leonés disminuyó el porcentaje de participación.
La producción disminuyó a finales de siglo. La I Guerra Mundial significó un paréntesis de gran demanda. La dictadura de Primo de Rivera con su política de obras públicas y protección a la producción nacional, llevó al aumento de la producción.
Durante la Guerra Civil la producción cesa al sel la zona frente de batalla. Con la política autárquica del estado franquista la producción crece pero no se mejora la estructura productiva.
En la actualidad, el recurso al consumo de hidrocarburos y los altos costes de producción de las minas palentinas hacen que el proceso de cierre de minas sea continuo.
La industria lanera
La coyuntura económica con sus crisis de fines del XVIII y principios del XIX, pone de manifiesto la endeblez de la industria textil palentina. En la tercera década del siglo XIX, en Sabadell, Tarrasa, Alicante y Málaga surge una industria textil en la que el cardado y el hilado están mecanizados. Los telares de madera palentinos son incapaces de competir.
Se consigue aguantar este primer golpe especializándose en la producción de paño barato para el vestido popular (el paño de Astudillo), y en las célebres mantas de la capital.
La mezcla de familias permite crear tres centros industriales con modernas fábricas de mantas: La Aurora en Astudillo, Manufacturas Textiles de Castilla en Alar del Rey, y David Rodríguez, Casañé, Fernández y Ortega Suazo en la capital.
Esta industria tuvo buenos beneficios durante la I Guerra Mundial y, sobre todo, durante la Guerra Civil.
Tras el Plan de Estabilización y la liberación del mercado nacional en 1959, la industria lanera palentina intentará aguantar a través de fusiones. Después irá cerrando sus fábricas una tras otra. La última en cerrar fue David Rodríguez en 1987. Ahora sólo queda la fábrica de hilados de Alar del Rey, y Mantas Palencia S.A.L. creada en 1990 por el empeño de sus trabajadores.
La Segunda República y la Guerra Civil
En las elecciones municipales de 1931 las zonas agrarias (Saldaña, Carrión, Astudillo, Frechilla, Cervera) votan por la monarquía mientras la zonas más industriales (Barruelo, Guardo, Venta de Baños, Dueñas, Villarramiel, Baltanás y Palencia lo hacen por la República. En el cómputo general, la provincia vota por la monarquía.
La política laica de la República es contestada fuertemente en la provincia. Se llegan a recoger 60000 firmas en contra del gobierno.
En las elecciones de 1933, gracias al voto femenino, la provincia se decanta por los conservadores.
La revolución de octubre de 1934y y su reflejo en la cuenca minera, radicaliza las posturas y en las elecciones de 1936 sólo hay dos candidaturas.
El 19 de julio de 1936, tras triunfar la sublevación en Valladolid, el regimiento de Villarrobledo toma el poder en la capital. Algunas localidades mineras resisten hasta la caída de Santander en 1937. El "maquis" sostendrá durante algunos años enfrentamientos en los montes palentinos con la Guardia Civil.
Durante la guerra Palencia se organiza como provincia de retaguardia, movilizando todos sus recursos para el abastecimiento de las tropas sublevadas.
Tras la victoria del ejercito sublevado llegó la recompensa al apoyo: 31806 palentinos tuvieron que abandonar sus hogares en la década de 1950; 47557 lo tuvieron que hacer en la década de 1960.
La recuperación del nivel de vida anterior a la guerra civil no se produce hasta bien entrados los cincuenta.
A partir de 1960 se inicia de forma generalizada la mecanización del campo y como consecuencia, la despoblación del medio rural. Sin embargo, la producción agraria castellana no se encuentra lo suficientemente adaptada para competir con el resto de los países europeos.
La entrada en la CEE conllevó la entrada en la política agraria comunitaria que no ha podido resolver la situación agrícola de aumento de la producción y caída en la demanda de productos extensivos.
Actualmente, el 76% de la producción industrial se la reparten los sectores de transformados metálicos (Fasa Renault), alimentacion y bebidas, y agua-electricidad (Terminor).