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JOSÉ MARÍA PANIAGUA RAMOS 1954, Becerril de Campos,
Palencia Teléfono de contacto : 979 72 86 64 / email :
jomapaniagua@gmail.com | |||
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Al pintor Paniagua con mi
admiración,
Casilda Ordoñez El destino ha entablado contigo un
trágico combate. Se empeñaba en
anclarte, en vararte a la
fuerza, como un barco que
hundiera la sorprendida
quilla en un
médano aleve. Pero
tú, luchador
esforzado, has vencido al
destino con la fuerza de
Aquiles, ganándole en un
pulso doloroso y heroico. Y hoy navegas,
navegas por tierras
diferentes,
por páramos y
alcores y
geografías diversas. Llevas viento de Dios en
los pinceles, e
infinitas distancias en tus ojos. A la memoria de Casilda,
por nuestra amistad. ________________________________ |
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Detrás de los colores hay siempre una vida que
trata de salir por ellos a la luz mientras la voluntad traza las líneas de
perdurar en ella, marca los golpes sonoros que lleva adentro y se hacen
manchas que entran por los ojos metiendo ruido. La pintura no
tiene que dar mensajes, sino sorpresas. La pintura no debe tener apoyatura
literaria, pero sí ha de ser palabra que hable al ojo, y cuanto más
esencial sea esa palabra, tanto más se llenará de
comunicación. Todo esto me lo
iba enseñando la pintura de José María Paniagua mientras en su estudio yo
miraba cuadros y cuadros de los que ha salido esta
exposición. Óleo, acuarela,
lápices de colores, lápiz de carbón, lápiz de grafito, tinta china.
Cualquier técnica vale para expresar la honradez de un artista. ¿Qué
cuándo es honrado un artista? Siempre que intenta vencer sus limitaciones,
funcionales o de talento. Atreverse ahora
Paniagua con el dibujo es para mi un reflejo de
rabia interior para una íntima manifestación emocional. Esos rostros
pueblerinos de semblantes localizables desde el grafito, se van
convirtiendo en seres cargados de dolor o cansancio con el carbón, y al
carecer de modelos, se transforman en expresión de pura experiencia
personal, quiero decir de su propio yo. Hace unos años,
para otra exposición de José María Paniagua, — cuadros de 1996 —hablaba yo
de la rabia en la pincelada, de la afirmación de planos — cielo y tierra —
en los que se abstraían rebeldía y realidad desde una luz que incendia los
colores en manchas sucesivas. Y éste es el
Paniagua que prefiero, moviéndose entre colores para tender, en lo
posible, a un solo color, como quería Caneja, y
que ha aprendido a luchar contra mínimas dimensiones para una pintura en
unos cuadros en los que, sin embargo, el paisaje es pura abstracción en
los que no hay realidad objetiva, pero que allí está, creándola nosotros a
través de la mirada. Son manchas que se hacen tierra y luz, cielo y
campo. ¿Cuándo es más
hondo un pintor, cuando nos da su realidad o cuando consigue que nosotros
creemos una realidad? Con esos ojos
hay que mirar la pintura de José María Paniagua, sobre todo en esos
cuadros mínimos donde está toda su alma de pintor del paisaje que creció
con él en Becerril de Campos. Son manchas y luz: colores para alzar un
mundo. Marcelino García
Velasco _________________________________________________________________________________________________ |
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Paniagua lleva
la pintura dentro. Esta afirmación es un lugar común que se escribe y se
dice de muchos artistas. Pero en su caso es verdad. Hay pintores de cara a
la galería, e incluso de cara a la cuenta corriente. José María Paniagua
es un pintor de cara al lienzo. Convivió de
chaval, monaguillo de ojos inquietos por aprender, con el sol, la luz de
su Tierra de Campos natal. El amplio horizonte de nuestros “Campos de
Tierra” quedó en su retina junto con los vivos colores y los grandes
retratos de las obras de Pedro Berruguete que el
vió en el retablo de Santa María de Becerril.
Berruguete fue un buen maestro para que el
pequeño José María jugase con la caja de pintura que le compró su madre.
Su mano, su buena mano, y la luz y el horizonte de Becerril pusieron lo
demás. Poco a poco se
fue haciendo como pintor, y cuando empezaba a cuajar, cuando había dado
muestras de que podía cuajar, el destino se atravesó. Desaparece el pintor
Paniagua y aparece el hombre que lucha por vivir, realmente por
sobrevivir, y rápidamente vuelve a surgir el artista, primero queriendo
pintar y luego pintando, y casi un año después pintando bien, y desde
entonces, dando lo mejor de si mismo como persona y como
pintor. No olvidó los
horizontes abiertos de Campos, no olvidó la luz de Castilla, no olvidó a
Berruguete… por eso, cuando tantas veces la
pintura de Paniagua transmite la serenidad de nuestro país, es decir, de
nuestro paisaje, se me olvida que “la pintura es cosa mental” y que en los
paisajes tantas veces inventados de Paniagua, están los paisajes tantas
veces vividos por Paniagua. Rafael
Martínez __________________________________________________________________ La última ocasión que se pudo
disfrutar de la genialidad del artista fue en una exposición que tuvo
lugar en la galería EME 04 de Madrid. En dicha colección de arte
abstracto, el palentino, lejos de su tierra natal, dejó ver lo más
profundo de él a través de los trazos. Orden, tranquilidad, y un cierto
aire bien alejado de tópicos y, aún así, purísimos en un beige, que se
acompañan de un colorismo tornado en contrapunto — sólo los lectores de este nuevo campo que
explota el pintor. Son tiempos y lugares que nos atrapan, no como
espectadores, sino como parte integrante de la “no acción”. Cuando la
vista se detenía, uno pensaba que al mismo tiempo que veía una realidad se
acercaba todavía más al sentir del artista.
Revista Directivos y Empresas,
página 144, Nº 70, 2008 |
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