MURIAS

MI ENTRAÑABLE VINCULACIÓN A PALENCIA

La  presente exposición constituye para quien suscribe, autor de la misma, una gran complacencia puesto que representa una síntesis de la obra pictórica de cerca de medio siglo y cuya iniciación tuvo lugar en Palencia en el año 1955, fecha en que pinté mi primer cuadro al óleo en la Escuela de Artes y Oficios.

En la muestra presento por vez primera diversos bocetos y cuadros de esta época, producto de la etapa de iniciación plasmada principalmente en temas palentinos, paisajes castellanos de la provincia y motivos de los alrededores de la capital con los que libré las primeras batallas del aprendizaje, sufrí las primeras desilusiones y disfruté de los primeros placeres de la práctica pictórica.

Fueron años inolvidables, apasionados y el germen de una vida posterior dedicada a desarrollar aquel origen vocacional.

Este desarrollo se concretó primero en la preparación académica de Bellas Artes, el contacto con Madrid, el Museo del Prado, la visión del ambiente artístico nacional y las primeras exposiciones personales.

Las oposiciones a la cátedra de Dibujo, el encuentro con el ámbito valenciano donde tuvo lugar la creación de la familia y el nacimiento de los hijos y la consolidación de una actividad artística profesional fueron hechos importantes que dieron paso al posterior y definitivo traslado a Navarra.

En Pamplona, donde ya se han cumplido veinte años de residencia y en vísperas de dar por finalizada la actividad académica en la Escuela de Arte, he continuado cumpliendo los pasos del proceso pictórico que en ningún momento abandoné.

Tras una etapa de ensayos formales (años de Bellas Artes) siguió un largo período de lucha por el perfeccionamiento técnico representado por una ejecución cercana al realismo y en un desarrollo lento pero siempre evolutivo.

Durante los últimos años he iniciado una fase de abandono de la representación por la interpretación, del cambio del realismo por una forma de expresionismo y de la observación naturalista por la expresión imaginativa.

De estas transformaciones se presentan algunos ejemplos en la exposición con la finalidad de que el espectador pueda comprobar la realidad del proceso indicado.

Pero de la época palentina mi espíritu está colmado de recuerdos: Las primeras experiencias escolares en la plaza de la catedral, la primera residencia de la calle Manflorido (hoy cambiada en su totalidad), la práctica del fútbol con los amigos, en la Carcavilla en verano y en las eras del Manicomio en invierno; los paseos de ida y vuelta por la calle Mayor, los conciertos semanales de la banda de música por el director Moro en el paseo del salón por los que me aficioné a la música española y los primeros cursos de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios.

Aquel concurso de pintura para jóvenes artistas convocado por la Asociación "Barrio y Mier" donde obtuve mi primer galardón. Más tarde, mi primera exposición individual ocupando una sala de la Caja de Ahorros y otra de Información y Turismo. Fueron mis primeros estímulos profesionales y el preludio de más de cien exposiciones posteriores.

En estos primeros años descubrí la fascinación de la Naturaleza mientras buscaba y analizaba los motivos para mis apuntes por el Canal de Castilla, por la carretera antigua de Villamuriel o de Don Guarín, los campos de Autilla y el Cerrato o por las cárcavas del Cristo del Otero.

 

Más adelante estos espacios se fueron ampliando por el panorama provincial donde existen infinidad de temas atrayentes para el pintor: Palenzuela, Astudillo, Támara, Becerril, Ampudia, etc. y todos los campos que los rodean.

Mucho tiempo ha pasado desde entonces y muchas pinceladas he seguido dando, pero allí se gestó una vocación que sigue vigente, inmutable, con el recuerdo vivo de aquellas vivencias y con el sentimiento imborrable de mi vinculación a Palencia.

MURIAS

 

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