HISTORIA DE LA COFRADÍA DEL SANTO SEPULCRO Y SAN JUAN BAUTISTA Y ARCHICOFRADÍA DE LAS CINCO LLAGAS DE SAN FRANCISCO

 

    Si hacemos caso de la documentación conservada la cofradía más antigua de las penitenciales de la ciudad de Palencia es la del Santo Sepulcro, que en origen se llamó de San Francisco, nombre que conservó hasta 1913 cuando se unió a la cofradía de San Juan Bautista. Desde entonces su casa o “palacio”  fue el de la cofradía de San Juan que estuvo situado al final de la actual calle de Valentín Calderón, razón por la que era popularmente conocido como “Ermita de San Juanillo”

    De la cofradía de San Francisco sabemos que fue fundada en 1407 y no poseemos noticias de ella durante el siglo XV y buena parte del XVI. Fue  refundada en 1563 por el escribano Melchor de Cisneros. Esta cofradía se hermanó con a lo largo del siglo XVI con varias otras, destacando su unión con la de la Quinta Angustia en 1579 y con la de la Caridad de los Pobres Presos de la Cárcel en 1585. Ignoramos si la cofradía de San Francisco era penitencial en origen, si bien nos inclinamos a pensar que silo sería la de la Quinta Angustia, y que su hermanamiento y refundición en una sola con ella es lo que la transformó en penitencial.

    Tuvo su sede, en los documentos denominada "palacio", en un edificio construido entre 1580 y 1584 en las proximidades del monasterio de San Francisco, en cuya iglesia estaba la capilla de la cofradía. Junto a él tuvo en propiedad un corral de comedias, construido en los solares de unas casas compradas al convento de Santa Clara, y que estuvo en uso desde 1587 en que se trasladó del antiguo patio de comedias de la cofradía situado en la calle que desde la Catedral bajaba al Puentecillas (hoy calle de Salvino Sierra) . El palacio o sala de reuniones se vendió en el siglo XVIII a la ciudad para que lo utilizase como Pósito.

    De la presencia de la cofradía en el monasterio de San Francisco y su iglesia, no queda nada. La ermita de San Juan Bautista y la casa-palacio de la cofradía de San Juan que incluía un corral con una parra y una higuera, tal como describía ya un apeo de 1593, estuvieron en uso hasta 1967 en que fueron derribados y en su solar se levantó un bloque de viviendas en cuyos bajos en la calle de Valentín Calderón se hayan desde entonces situados los nuevos locales de la Cofradía, y en los de la calle de Lope de Vega, la nueva y funcional capilla.

    La cofradía organizó sus actos de disciplina procesional durante los siglos XVII y XVIII. Penurias económicas, y los efectos del nuevo espíritu ilustrado y de las medidas liberales y desamortizadoras del siglo XIX la dejaron sumida, como a todas, en una situación bien ajena al esplendor que alcanzó en época barroca.

    De los antiguos pasos la cofradía conserva una imagen de San Francisco de Asís, titular de la antigua cofradía y una imagen de la Quinta Angustia o Virgen de los Cuchillos, ambas obras realizadas por el escultor Antonio de Amusco en 1609 y 1607 respectivamente. Hoy procesionan: el Paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, conocido popularmente como “La borriquilla”, realizado por Víctor de los Ríos y que sustituyó a uno del siglo XVII; el Santo Sepulcro, obra del escultor Ramón Núñez, quien lo realizó por encargo de la cofradía en 1927, y que también sustituyó a uno barroco; y una imagen de la Virgen de los Dolores realizada en 1906 por el escultor catalán J. Espinet. Recientemente ha sido restaurada la imagen de la Virgen de los Cuchillos y los últimos años ha salido nuevamente en procesión. La cofradía tuvo otros pasos según consta en su documentación:

    La Oración del Huerto, las imágenes necesarias para un Descendimiento, y un paso representando El triunfo de la Muerte. Además la cofradía conserva otras obras de arte procedentes de la cofradía de San Juan Bautista, de las que destacamos su retablo, obra del siglo XVIII, y dos esculturas de San Juan Bautista, una del siglo XVII, y la otra, de más interés, realizada por Alejo de Vahía (act.1490-1510).

    En su Libro de Reglas de 1586 que afortunadamente se ha conservado, se especifican que procesiones organiza la cofradía y la forma en que deben de prepararse. Así leemos:

"ítem ordenamos.. .que el viernes Santo en la noche todos nosotros confesados y con la devoción que sea posible nos juntemos en el nuestro palacio con nuestras túnicas de angeo así los cofrades de disciplina como los de luz y apóstoles.. y habiendo oído la palabra divina o sermón que nos hicieren salgamos.. .en procesión..." (Capítulo XL)

"ítem ordenamos.. .que en su benditísima Entrada en Jerusalén le sigamos con regocijo. y con tal esperanza vamos todos con devoción al nuestro palacio y de allí salgamos por el monasterio de Nuestro Padre Señor San Francisco.. y vamos en procesión por toda la calle mayor...

(Capítulo XXVIí)8.

    También sabemos que esta cofradía realizó al menos durante alguna época, en el siglo XVII con seguridad, la función del Descendimiento de Cristo, tradición todavía conservada en alguno de nuestros pueblos y que alcanza especial renombre en algunos puntos de España. El franciscanismo de la cofradía, su fuerte vinculación al teatro y la veneración a la Virgen Dolorosa en su Quinta Angustia, son los elementos que en nuestra opinión posibilitaron que se llevase a cabo la representación del descendimiento de Cristo.

    El Viernes Santo en el convento de San Francisco donde la cofradía tuvo su casa-palacio y su patio de comedias desde finales del siglo XVI, y en cuya iglesia tuvo hasta 1911 su capilla, un fraile franciscano predicaba el llamado sermón del descendimiento. Previamente se había dispuesto un tablado a modo de escenario con paños de luto en el que situaban las siguientes imágenes: los ladrones en su cruz, la cruz de Cristo con el Yacente que mediante una articulación en los brazos se transformaba en Crucificado, y las imágenes de la Virgen, las Marías, San Juan, José de Arimatea y Nicodemo.

    La preparación del tinglado correría a cargo de un imaginero quien lo dejaba previamente todo dispuesto. A 105 pies de la cruz de Cristo se ponía una imagen de la Virgen, hoy desaparecida, presta a recibir el Cuerpo de Cristo. Durante el sermón unas personas se encargaban de mover las figuras por el tablado siguiendo un guión que seguramente les proporcionaría el predicador.

    Los sermonarios de la época nos ilustran suficientemente de como serían este tipo de sermones, donde se hacían llamadas continuas con realismo a lo patético del momento en que la Virgen recibe el cuerpo de Cristo. Con todo lujo de detalles se narraba y glosaba el episodio mientras se iba desclavando lentamente el Cristo articulado hasta hacerlo descender a los brazos de su Madre. Todos los elementos de su Pasión, es decir, los clavos y la corona de espinas, el martillo y las tenazas, etc., se iban depositando en unas bandejas. Acabado el sermón se preparaba la procesión del Santo Entierro, donde la imagen de Cristo salía ya como yacente en su urna, algunas de las figuras se reutilizaban para componer un paso y las bandejas con los elementos de la pasión eran llevadas en la procesión por frailes franciscanos.

    Para realizar este Descendimiento la Cofradía contaba con un Cristo articulado, que habitualmente estaría en posición de Yacente y que con motivo de la Semana Santa se dispondría en su Cruz extendiéndole los brazos por al articulación. La existencia de esta imagen articulada está perfectamente documentada, pero nuestras búsquedas documentales tendentes a fecharla y a localizar su autoría han sido por el momento infructuosas. No sería de extrañar que en ella hubiera intervenido también el escultor Antonio de Amusco, autor de las otras dos imágenes principales de la Cofradía

    Sea como fuere esta imagen de Cristo Yacente no debía de encontrarse en buen estado o al menos en un estado considerado digno por la Cofradía y se pensó en su sustitución de la que hablaremos a continuación. Tras la adquisición de la nueva imagen la Cofradía inició gestiones para deshacerse del Yacente viejo sacando algún beneficio y así en 1935 culminaron las realizadas con el pueblo de Cervatos de la Cueza a quien se le vendió por 250 pts. en enero de 1935, aunque en las Actas se utiliza eufemísticamente el término “cesión”.

    Esta imagen procesionaba en una urna, de la que desgraciadamente no conservamos ni descripciones, ni fotografías, pero que debía de ser una obra notable si hacemos caso de la información proporcionada por El Diario Palentino del sábado (santo) 14 de abril de 1900:

A las seis de la tarde (del viernes) salió de la iglesia de San Francisco la procesión del Santo Entierro. Esta procesión es reconocida por todos como la más suntuosa de cuantas tienen lugar en estos días, contribuyendo a ello las imágenes que la forman, así como la valiosa urna en que descansa la efigie de Nuestro Señor Jesucristo, cerrando tan hermoso conjunto la venerada Virgen de la Soledad"

    El hábito de esta cofradía antaño fue negro con las cinco llagas de San Francisco sobre el pecho y un cordel ciñéndole, y en 1929 se comenzó a usar el actual compuesto de túnica y capillo blancos. En el pecho y en la parte baja de la delantera del capillo lleva su insignia: la cruz del Santo Sepulcro. Desde 1975 se añadió una capa también blanca con ribete encarnado y su cruz en el hombro.

 

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